Tengo bruxismo

El músculo masetero es uno de los músculos faciales más importantes, que interviene en la masticación. En ocasiones, su masa muscular aumenta, ocasionando lo que se conoce como hipertrofia de masetero. Este aumento de los maseteros produce a menudo una anatomía facial más “cuadrada”, con una mandíbula prominente que a veces es inestética.

 

Su presentación es multifactorial, estando relacionada con bruxismo y trastornos de la articulación temporomandibular en la mayoría de los casos.

Su incidencia es mayor entre la segunda y cuarta décadas de la vida, sin predilección por sexo. Cuando ocasiona problemas de bruxismo puede ser dolorosa u ocasionar problemas dentarios,  y a veces es difícil de controlar ya que el rechinar y apretar los dientes suele ocurrir con frecuencia de noche.

 

 

 

¿En qué consiste el tratamiento?

La aplicación de Botox (toxina botulínica tipo A) en los músculos masticadores ha probado ser una excelente herramienta para ayudar a combatir las secuelas y alteraciones del bruxismo, sin necesidad de usar incómodas férulas nocturnas. Es un potente e inocuo relajante muscular local que actúa por un largo plazo de tiempo (3 a 6 meses), relajando sólo los músculos masticadores afectados, sin producir los indeseables efectos secundarios de los relajantes musculares sistémicos.

Además, al relajar parcialmente el músculo, conseguimos que protruya menos y que por tanto la mandíbula y el contorno faciales sean menos prominentes. De esa forma el rostro se suaviza y se consigue una mejoría estética. El tratamiento consiste en la infiltración de toxina botulínica, a través de aguja muy fina, en los músculos masticadores afectados, lo que provoca una relajación de dichos músculos. El procedimiento es ambulatorio, no requiere anestesia, no es doloroso y su efecto es inmediato en muy pocos días.
 

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